Al empezar un proyecto por primera vez es fácil no saber apreciar las diferencias entre tener un logotipo, una identidad visual o una marca. Y sobre todo, cuándo te conviene invertir en una u otra según el tipo de negocio que tienes y la fase en la que te encuentras.
Así que deseo que este artículo te ayude a poner un poco de luz en este asunto.
Logotipo
La finalidad de un logotipo es identificar gráficamente una empresa, una persona o incluso un producto. Y puede estar formado por un símbolo, una palabra o el conjunto de ambas.
Suele ir aplicado en varios sitios como: tu tarjeta de visita, tu hoja de factura, tu página web, tus anuncios, en tus bolsas o incluso en la ropa si usas uniformes o tienes una empresa del sector de la moda…
Con el tiempo ha ido compartiendo su protagonismo con la identidad visual, ya que ésta permite jugar y combinar entre más elementos, y así comunicar cualquier mensaje que necesites.
Si tienes que escoger un logotipo para ti, intenta no hacerlo basándote en si “te gusta” o si “no te gusta”. Ten siempre en cuenta lo siguiente:
- Que sea atemporal. Evita los recursos que están de moda ya que, tarde o temprano, tu logotipo quedará desfasado.
- Ha de ser simple, fácil de leer y fácil de recordar.
- Debe aplicarse adecuadamente tanto en un espacio vertical como horizontal, por eso es bueno contar con distintas versiones del mismo logotipo.
- Intenta que transmita algo sobre ti, ya sea sobre la actividad que realizas, sobre tu personalidad o tu forma de trabajar.
- Que sea diferente al de tu competencia para que sea más fácil recordarte. Aunque, más adelante veremos que este punto deja de ser prioritario cuando dispones de una identidad o una marca.
- Que funcione sobre fondo claro y sobre fondo oscuro. Para los fondos oscuros, puedes disponer de una versión en un solo color, pero asegúrate de que el concepto sigue funcionando cuando el logotipo pierde su color original.

Ahora toca mojarme…
¿Cuándo invertir -solo- en un logotipo?
Te recomiendo invertir únicamente en un logotipo en tres situaciones:
- Cuando estás empezando y todavía tienes que validar tu idea. No conoces a tu cliente ideal, no sabes la aceptación que tendrá tu idea y necesitas ir rápido para testear y validar.
- Cuando tu producto o servicio es tan innovador que no tienes ningún tipo de competencia a tu alrededor. Aunque para conseguir visibilidad rápidamente, te recomiendo invertir también en tu identidad visual.
- Cuando no vas a basar el crecimiento de tu negocio en la comunicación. Una decisión que no te recomiendo porque es la forma de llegar a muchas más personas.
Un logotipo es suficiente cuando quieres empezar rápido y necesitas algo que comunique quién eres y qué ofreces cuando no estás presente.
Pero tarde o temprano vas a necesitar acompañar tu logotipo de algo más. Y, cuando llegue ese momento, puede que ese logotipo que utilizaste al principio siga funcionando, o puede que necesites rediseñarlo para que conviva junto a los demás elementos de tu identidad visual.
Si vas a utilizar las redes sociales como principal canal de comunicación y solo dispones de un logotipo, te será más difícil que las personas te reconozcan de un solo vistazo. Una identidad visual te ayudará a destacar mejor entre tanta saturación de impactos visuales.
¿A qué te obliga tener un logotipo?
Para conseguir todos los beneficios que aporta tener un logotipo bien diseñado, solo necesitas usarlo de manera adecuada. Por eso, junto al logotipo, se suele entregar un manual de aplicación donde se recogen algunas normas básicas:
- Usar siempre tus colores corporativos.
- Usar la versión RGB para soportes de pantalla y CMYK para soportes impresos para que los colores no se vean afectados.
- No modificar ni deformar su forma.
- Dejar suficiente margen alrededor para que ningún elemento le reste protagonismo a tu logotipo y se vea claramente quién es el autor o autora del anuncio, folleto o producto que están viendo.
Identidad visual
Una identidad visual también sirve para ser fácilmente reconocible, pero además del logotipo, dispones de otros elementos que ayudan a que seas más fácil de recordar como: colores, fuentes tipográficas o ilustraciones. Además, estos elementos te permiten jugar entre ellos y así puedes comunicar cualquier mensaje que necesites utilizando tu propio lenguaje.
Si utilizas las redes sociales como principal canal de comunicación te recomiendo disponer de tu propia identidad visual para no machacar una y otra vez con tu logotipo y para que tus publicaciones no se confundan con las de tu competencia.
Una identidad visual se compone de:
- Logotipo.
- Colores corporativos.
- Fuente o fuentes tipográficas corporativas.
- Iconos con estilo propio.
- Fotografías con estilo propio.
- Ilustraciones con estilo propio.
Cuando usas siempre el mismo color o el mismo estilo de ilustraciones, ese color y ese estilo se acaban vinculando contigo y consigues ser reconocible sin tener que utilizar tu logotipo.
Además, cuidar estos pequeños detalles mejora tu imagen de marca y te ayuda a transmitir una sensación más profesional. Y esto ayuda a que las personas confíen más en tus productos y servicios.

¿Cuándo invertir en tu identidad visual?
Te recomiendo invertir en una identidad visual cuándo:
- Todavía tienes que validar tu idea y las redes sociales van a ser tu principal canal de comunicación y validación.
- Si todavía no quieres utilizar las RRSS, pero necesitas hacer presentaciones a inversores o a posibles clientes no estaría de más hacerlas con tu propia identidad visual para que cuando empieces a comunicar en otro canal puedan reconocer tu proyecto.
- Todavía no tienes mucha competencia, pero sabes que el mercado se mueve rápido y quieres que las personas sepan quién eres y qué puedes hacer por ellas antes de que aparezcan otros proyectos parecidos.
- Generas tal cantidad de contenido y de productos o servicios, que necesitas poner orden a toda tu oferta para que tus futuros clientes puedan encontrar fácilmente lo que buscan. Es hora de mejorar la experiencia de tus clientes y seguidores.
Un logotipo suele ir acompañado de una identidad visual para no caer en el logocentrismo y poder comunicar algo más que: «Hola soy Pepita y me dedico a esto.» Cuando ya sepan quién eres seguro que tendrás mucho más que decir. Tu identidad visual les ayudará a ver fácilmente que detrás de ese algo más siempre hay la misma persona, incluso si tu logotipo no aparece.
Una identidad visual te permite repartir todo lo que quieres comunicar en varios elementos visuales y así también evitas tener que diseñar un logotipo demasiado complejo y difícil de recordar.
Además, si tienes una identidad visual te será más fácil crear un sistema de diseño que te permita crear varias categorías de servicios, productos o incluso contenidos y así, las personas podrán encontrar lo que buscan con más facilidad. En general, valoramos más aquellas marcas que se preocupan por facilitar la vida a sus clientes.
¿A qué te obliga tener una identidad visual?
El objetivo de tu identidad visual es que los demás sean capaces de reconocerte visualmente, diferenciarte y ayudarte a comunicar parte de tu esencia.
Para que tu identidad visual te aporte tantos beneficios, tú también tienes que cuidar de ella. Esto significa que, si no la utilizas de manera constante, no conseguirás que te reconozcan a través de los elementos que has escogido.
Por eso, el manual de identidad visual, contiene todas las normas comentadas en el apartado del logotipo junto a las que hacen referencia a las nuevas incorporaciones.
- Cuáles son tus colores corporativos y cuándo usarlos.
- Tus fuentes tipográficas y en qué textos utilizar cada una.
- Normas de uso y estilo de cada uno de los elementos gráficos que hayas escogido.
Tu identidad visual debe impregnar todos los materiales que utilizas para entrar en contacto con un posible cliente: Papelería, facturas, firma de correo electrónico, página web, infografías, blog, posts en redes sociales, presentaciones, newsletters, regalos, packaging, merchandising, videos, animaciones…
Cuando lo haces en todas partes tu identidad visual se fortalece y el usuario consigue vivir una experiencia impecable, aumentando las emociones positivas hacia ti.
Marca
Una de las funciones más básicas de una marca, también es ser reconocible y difícil de olvidar. Pero mientras que tu logotipo y tu identidad visual lo consiguen a través de elementos visuales, tu marca lo consigue gracias a las emociones que es capaz de despertar en los demás. Y que en un momento dado pueden incluso llegar a conseguir que, a pesar de no ser la opción más barata (pensamiento racional), prefieran comprarte a ti por cómo les haces sentir (pensamiento emocional).
No hay nada como ser capaz de despertar una emoción para ganarte un espacio en la mente y el corazón de las personas. Para bien y para mal.
Pero una marca no es marca por el simple hecho de existir. Es decir, contratar un servicio de creación de marca o de estrategia de marca, no te convierte automáticamente en una gran marca.
Si una estrategia de marca sirve para decidir qué marca te gustaría ser, la identidad visual es la forma con la que vistes tu marca para conseguirlo y la estrategia de comunicación cómo lo vas a conseguir. Es decir, tu marca se hace marca a través de lo que comunicas: lo que dices, lo que vistes y cómo lo dices.
¿Y cómo saber si lo estás haciendo bien? Con tu imagen de marca.
Las personas que entran en contacto con tu marca, tanto si lo hacen a través de algo que les has vendido, como si solo lo hacen a través de un post en tus redes sociales crean una opinión sobre ti. Si esta percepción se acerca a lo que a ti te gustaría transmitir, tu comunicación está funcionando. Pero si no lo es, algo está fallando y necesitas cambiar el plan.
Para confirmar si tu plan funciona, primero tienes que saber qué quieres transmitir. Por tanto, contratar tu estrategia de marca sería el primer paso para convertirte en la marca que te gustaría ser.

¿Cuándo invertir en tu marca?
Siempre.
Otra cosa es que según en qué fase te encuentres, los recursos de los que dispongas y qué quieras conseguir a corto/medio plazo, necesites ir trabajando tu marca paso por paso.
Algunas de las situaciones en las que tu proyecto está pidiendo a gritos que construyas una gran marca son:
- Cuando tu proyecto surge de una ilusión que trasciende el simple beneficio económico. Quieres un negocio que sea capaz de crecer sin perder tus valores por el camino.
- Estás cansado o cansada de la inercia que está tomando el mercado y tu intuición te pide ir a contracorriente. Ha llegado el momento de empezar a comunicar ese propósito para atraer y movilizar a quienes también sueñan con ese gran cambio que propones.
- Cuando ya no puedes innovar mucho más con tus productos o servicios y quieres encontrar una conexión más emocional que trascienda la funcionalidad de lo que ofreces para ganarte un espacio en el corazón de las personas.
- Sientes que eres diferente a todas las opciones que existen en el mercado y que tus productos o servicios ofrecen algo especial que los demás no tienen. Es hora de comunicar ese algo tan especial.
- Hay mucha competencia en tu sector y solo consigues clientes a través de ofertas y promociones. Ha llegado el momento de buscar otras vías de diferenciación.
- Los clientes que te llegan no son los que a ti te gustaría tener. Regatean tus precios y no saben apreciar tu diferencia. Lo más probable es que no sepas quién es tu cliente ideal.
¿A qué te obliga tener una marca?
Tener una marca conlleva una gran responsabilidad porque tu reputación depende tanto de lo que dices que eres, como de lo que finalmente haces. Ser coherente con el mensaje que transmites es clave para no traicionar la confianza de los que te rodean. Un público cada vez más informado y que huelen las fake news y las palabras vacías a kilómetros de distancia.
Tu marca puede trabajarse a través de distintos niveles: diseño, comunicación, experiencia de marca, atención al cliente, productos o servicios, cultura interna… Por eso el primer paso es identificar el punto de partida en el que te encuentras ahora y crear una base sólida que te aporte foco y dirección a la hora de tomar decisiones.
Cuándo tienes claro en qué punto estás y hacia dónde te diriges, te resulta más fácil crear un mensaje coherente incluso cuando tu marca y tu negocio no paran de evolucionar.
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Para concretar
Tener una marca a día de hoy supone mucho más que tener un logotipo bonito y una identidad visual impecable.
Tu marca tiene que moverse en el terreno de la comunicación para evolucionar y conseguir posicionar su propia voz.
No dejes tu imagen de marca al azar porque puede que el día que quieras posicionarte como una marca «divertida», las personas con las que te gustaría trabajar ya te hayan ubicado en el grupo de las marcas «serias y aburridas».
Crear tu marca es cuestión de atreverte a tomar decisiones para llegar donde te gustaría. 😉
Esta entrada tiene 4 comentarios
Honestamente me pareció un escrito muy interesante y que me sirvió de mucho. MUCHAS GRACIAS 😁
Muchas gracias ti por tu comentario. Me alegro que te sirviera de ayuda. 🙂
Excelente contenido sobre la identidad visual y la de marca. Gracias por el contenido, saludos
¡Muchas gracias! Me alegra de que te sea útil el contenido. 🙂
Un abrazo.